El referéndum de ratificación del nuevo Estatuto de Autonomía para Andalucía ha tenido los resultados esperados: un amplio respaldo del sí con una baja -muy baja- participación. Por mucho que ahora desde el PP se intente argumentar que la reforma no era la exigida por los andaluces, que desde el PA traten de adjudicarse todo el voto negativo y gran parte de la abstención y que desde la izquierda se quiera hacer ver la abstención como una consecuencia de la falta de incertidumbre respecto al resultado, lo cierto es que ninguno de los actores políticos andaluces ha sabido trasmitir a la ciudadanía el objetivo, el contenido y el sentido de la reforma.
Entretenidos como andan en lanzarse dardos los unos a los otros, la mayor parte de los seis millones de andaluces llamados a las urnas se quedaron ayer en casa porque no conocían el texto, y, aunque a veces no lo parezca, los ciudadanos son lo suficientemente maduros como para recordar aquello de "manolete, si no sabes torear pa qué te metes".
Pues eso, apenas un 35 % de los andaluces supo qué decir. La mayoría, que sí. Estatuto habemus.